Uno de los casos más interesantes y sorprendentes que a día de hoy 150 años después sigue siendo un reto para la Neurociencia. ¿Cómo una persona puede sobrevivir a una barra de metal de más de un metro que atraviesa el cráneo?. Eso fue lo que le sucedió a Phineas Gage.
En 1848, Gage, de 25 años, sufrió un accidente mientras trabajaba manipulando explosivos de dinamita y una explosión le incrustó una barra en la cabeza. De manera sorprendente e inexplicable y a pesar de las lesiones a nivel cerebral, sus funciones vitales quedaron casi intactas, convirtiéndose así en uno de los casos más famosos de la neurociencia.
Gage se encontraba trabajando en la preparación de un agujero en el cual posteriormente colocaría explosivos, pero por desgracia y de manera accidental debió golpear con algún objeto metálico una roca lo cual generó una chispa que hizo encender la dinamita desencadenando un desenlace fatal.
Como consecuencia de la explosión, una barra de hierro de 1.25 metros, salió disparada hacia su cabeza, atravesando su cráneo y provocándole graves daños en el cerebro. La barra entró por su mejilla izquierda y salió por la parte superior de la frente quedando incrustada.
Antes del accidente y como dato a tener en cuenta, debemos decir que Gage era una persona responsable y trabajador, pero después del desafortunado suceso todo cambió radicalmente volviéndose una persona impulsiva e imprudente. ¿Qué ocurrió en su cerebro para producirse ese cambio tan sustancial en su personalidad?
El accidente provocó que la barra destrozase el “lóbulo frontal” de su cerebro, hay que recordar que el lóbulo frontal es el que nos diferencia del resto de animales siendo éste el encargado de gestionar las funciones ejecutivas, dirigir nuestras conductas hacia un fin determinado, planificar y todo lo relacionado con la motivación y la atención. El “lóbulo frontal” también interfiere en gran medida con el resto de las funciones cerebrales, por lo tanto, cualquier daño en esa zona cambia de manera notable incluso totalmente, como fue el caso de Gage, la personalidad.
Phineas Gage, desde aquel fatal accidente nunca volvió a ser la misma persona y su personalidad cambió de manera radical. Su médico declaró:
“El equilibrio entre su facultad intelectual y sus propensiones animales se había destruido”.
Gage sufrió cambios radicales en su personalidad, se volvió caprichoso, irritable, brusco e infantil. Dejó de pensar en el futuro, no le importaba y el dinero que ganaba se lo gastaba sin ningún tipo de control y sin preocuparse en las consecuencias que eso ocasionaría. Otro cambio notable fue su inestabilidad emocional siendo incapaz de manejar cualquier tipo de emoción, a lo largo del día sufría de cambios bruscos en su conducta, podía tener de manera inesperada arrebatos de ira o euforia y la perdida de cualquier rastro de empatía se hizo patente en él.
Su vida después del accidente fue una noria, un continuo subir y bajar que no le permitía llevar una vida normal y que afectaba a su día a día. No podía mantener durante mucho tiempo los trabajos por su personalidad inestable y ya en 1861, doce años después del accidente, desarrolló epilepsia y comenzó a sufrir convulsiones las cuales finalmente, acabaron con su vida.
El caso de Phineas Gage ha sido objeto de estudio para los neurocientíficos durante décadas, saber más sobre el cerebro y su funcionamiento es fascinante, todo un reto para la ciencia, la localización del daño cerebral, sus efectos, enfermedades neurológicas, etc., y aunque las investigaciones están aportando datos importantes sobre el funcionamiento cerebral y sus conexiones, queda mucho camino todavía para descifrar el órgano más importante y misterioso que maneja nuestras vidas. No se pudo estudiar en profundidad el caso hasta el año 2012 en el que una investigación de la Universidad de California tuvo acceso a las imágenes cerebrales por tomografía, ya que supuestamente, dichas imágenes se habían extraviado hacía una década. Gracias a ellas, se realizó una reconstrucción de los daños causados por el accidente en imagen 3D. Según explicaron los investigadores a la revista PLoS One, lo que encontraron es que el 4% de la corteza cerebral fue seccionada debido al impacto y penetración de la barra lo que supuso que más del 10% de la sustancia blanca del cerebro resultó dañada.
La “sustancia blanca” está formada por una serie de fibras que se encargan de conectar unas regiones cerebrales con otras, algo fundamental para el buen funcionamiento del cerebro ya que esto es lo que nos permite razonar y recordar, y el hecho de que gran parte de ese “cableado neuronal” desapareciera podría explicar por qué el comportamiento de Phineas Gage cambió de manera drástica.
En el caso de Gage, la zona de materia blanca perdida es la que conectaba su corteza frontal izquierda con el resto del cerebro. Pero los expertos aún a día de hoy siguen estudiándolo, de hecho, su cráneo se encuentra conservado en la Escuela Médica de Harvard.
Las personas con epilepsia han sido y son un gran aporte para la investigación en Neurociencia. Este tipo de sucesos ayudan a los investigadores a cartografiar el cerebro y a comprender cómo está ligado el «mapa neuronal» a las distintas funciones que desempeña nuestro mayor órgano. Sin duda, un caso que quedará para la historia.
Enlace al estudio de la revista científica:
Mapeo de daños en la conectividad en el caso de Phineas Gage | PLOS ONE
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